miércoles, 5 de mayo de 2010

CUANDO ALGUIEN TE QUIERE




Cuenta que una noche, cuando en la casa todos dormían, el pequeño Ernesto de cinco años se levantde su cama y fue al cuarto de sus padres. Se paró junto a la cama del lado de su papá y tirando de las cobijas lo despertó.

-¿Cuánto ganas, papá- le preguntó

-Ehhh… ¿Cómo?-pregunto el padre entre sueños

-Que cuanto ganas en el trabajo.

-Hijo, son las doce de la noche, ándate a dormir

- Si papi, ya me voy, pero vos ¿Cuánto ganas en tu trabajo?

El padre se incorporó de la cama y en grito ahogado le ordenó: - Te vas a la cama inmediatamente, esos no son temas para que vos preguntes! ¡¡ y menos a la media noche!! –y extendió su dedo señalando la puerta.

Ernesto bajó la cabeza y se fue a su cuarto.

A la mañana siguiente el padre pensó que había sido demasiado severo con Ernesto y que su curiosidad no merecía tanto reproche. En un intento de reparar, en la cena el padre decidió contestarle al hijo:

-Respecto de la pregunta de anoche, Ernesto, yo tengo un sueldo de 2.800 pesos pero con los descuentos me quedan unos 2.200.

-¡Uhh!...cuánto que ganas papi- contestó Ernesto-

- No tanto hijo, hay muchos gastos.

-Ahh… y trabajas muchas horas

-Si hijo muchas horas.

- ¿Cuántas papi?

-Todo el día, hijo, todo el día.

-Ahh- asintió el chico, y siguió- entonces vos tenéis mucha plata ¿No?

-Basta de preguntas, sos muy chiquito para estar hablando de plata.

Un silencio invadió la sala y callados todos se fueron a dormir.

Esa noche, una nueva visita de Ernesto interrumpió el sueño de sus padres. Esta vez traía un papel con números garabateados en la mano.

-Papi¿ vos me puede prestar cinco pesos?

-Ernesto…¡¡ son las dos de la mañana!!- se quejo el papá

-Sí pero ¿me podéis…

El padre no le permitió terminar la frase.

-Así que este es el tema por el cual estas preguntando tanto por la plata, mocoso impertinente. Ándate inmediatamente a la cama antes de que te agarre con las pantuflas…

Fuera de …A su cama, vamos.

Una vez más, esta vuelta puchereando, Ernesto arrastró los pies hacia la puerta.

Media hora después, quizás por la conciencia del exceso, quizás por la mediación de la madre o simplemente porque la culpa no lo dejaba dormir, el padre fue al cuarto de su hijo. Desde la puerta escuchó lloriquear casi en silencio.

Se sentó en su cama y le habló

Perdóname si te grité, Ernesto, pero son las dos pero son las dos de la madrugada, toda la gente está durmiendo, no hay ningún negocio abierto, ¿no podías esperar hasta mañana?

-Si- papá-contestó el chico entre mocos.

El padre metió la mano en su bolsillo y saco una billetera de donde extrajo un billete de cinco pesos. Lo dejo en la mesita de luz y le dijo:

-Ahí tienes la plata que me pediste.

El chico se enjuagó las lagrimas con la sábanas y saltó hasta su ropero, de allí sacó una lata y de la lata unas monedas y unos pocos billetes de un peso. Agregó los cinco pesos al lado del resto y contó con los dedos cuánto tenía.

Después agarro la plata entre las manos y la puso en la cama frente a su padre que lo miraba sonriendo.

-Ahora si- dijo Ernesto llego justo, nueve pesos con cincuenta centavos.

-Muy bien hijo, ¿y qué vas a hacer con esa plata?

-Me vendes una hora de tu tiempo, papi?







CUANDO ALGUIEN TE QUIERE, SUS ACCIONES DEJAN VER CUANTO LE IMPORTAS.

Y YO TE QUIERO CON LOCURA, Y ME IMPORTAS MAS Y MAS Y MUCHO MAS...........CHULI





























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